Ni la inestabilidad internacional ni las tensiones comerciales han logrado frenar el impulso de la economía española. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el Producto Interior Bruto (PIB) creció un 0,6 % en el tercer trimestre de 2025, dos décimas menos que en el periodo anterior, pero suficiente para mantener una tasa interanual del 2,8 %. En un escenario global marcado por la incertidumbre, España vuelve a demostrar resiliencia y capacidad de adaptación.
Crecimiento económico en España: estabilidad en tiempos inciertos
El dato del PIB confirma la solidez de una recuperación que ya encadena nueve trimestres consecutivos de crecimiento igual o superior al 0,6 %. Aunque la cifra refleja cierta moderación, el contexto la hace especialmente valiosa: la economía mundial se ha visto afectada por el proteccionismo comercial y las fluctuaciones de los mercados energéticos. En este entorno, España se mantiene entre los países con mayor dinamismo de la zona euro, consolidando su posición como motor de crecimiento.
El Ministerio de Economía subraya que “este avance afianza las revisiones al alza de las previsiones de las principales instituciones nacionales e internacionales”, como el FMI, que proyecta para España un crecimiento anual del 2,9 %, el más alto entre las economías avanzadas.
Consumo e inversión: los motores del PIB
El principal impulso procede de la demanda interna. El consumo de los hogares creció un 1,2 % entre julio y septiembre, el doble que en el trimestre anterior, gracias a la fortaleza del empleo y a la mejora del poder adquisitivo. El gasto de las familias españolas sigue siendo el pilar más estable del crecimiento.
La inversión también acompañó: avanzó un 1,7 % en el trimestre, con un notable incremento en bienes de equipo y en activos de propiedad intelectual (patentes, marcas y derechos de autor), que crecieron un 2,4 %. La inversión en construcción y vivienda aumentó un 1,4 %, señal de que el sector inmobiliario mantiene un ritmo sostenido pero equilibrado.
Empleo récord y mejora del poder adquisitivo
La buena marcha del mercado laboral sigue siendo clave. Durante el verano de 2025, España alcanzó un nuevo récord histórico con 22,4 millones de personas ocupadas. La creación de empleo, unida a una inflación contenida, ha permitido que los hogares mantengan su nivel de gasto incluso en un contexto global incierto.
La combinación de empleo estable y salarios al alza explica en gran parte el dinamismo del consumo. Las políticas de apoyo a la renta y los acuerdos de negociación colectiva han contribuido a reforzar la confianza de los consumidores, mientras la moderación de los precios energéticos alivió la presión sobre los bolsillos.
El papel del sector exterior: freno parcial pero necesario
El único elemento que ha restado dinamismo al crecimiento ha sido el sector exterior. Las exportaciones se redujeron ligeramente, afectadas por la desaceleración europea y las tensiones comerciales internacionales, mientras que las importaciones aumentaron en línea con la fortaleza de la demanda interna. Este efecto resta algunas décimas al PIB, pero también refleja una economía más activa y con mayor consumo doméstico.
Pese a ello, España mantiene una balanza comercial equilibrada y un tejido exportador cada vez más diversificado, con protagonismo del sector agroalimentario, la automoción y los servicios tecnológicos.
España ante las previsiones del FMI y la UE
Las perspectivas siguen siendo positivas. Tanto el Fondo Monetario Internacional como la Comisión Europea han revisado al alza sus previsiones para 2025, destacando el papel de España como una de las economías más resistentes de la región.
El reto ahora está en consolidar este crecimiento con políticas de productividad, innovación y sostenibilidad que garanticen un modelo más equilibrado a medio plazo. La digitalización de las pymes, la transición energética y la inversión en talento serán claves para mantener la competitividad sin perder cohesión social.
Como señaló recientemente una portavoz del Ministerio de Economía, “la economía española está demostrando que puede crecer con bases más sólidas y sostenibles, combinando empleo, inversión y estabilidad”. Una afirmación que, en este contexto, suena menos a optimismo y más a constatación.
Mirando hacia adelante
España encara el final de 2025 con un crecimiento firme, una inflación bajo control y un mercado laboral en máximos. La clave del futuro inmediato estará en mantener ese equilibrio entre consumo, inversión y sostenibilidad, sin perder de vista los desafíos globales.
La economía española no solo resiste: se adapta, innova y encuentra en la estabilidad su mejor ventaja competitiva.
FAQ
¿En cuánto creció el PIB español en el tercer trimestre de 2025?
Un 0,6 % respecto al trimestre anterior y un 2,8 % en comparación interanual, según el INE.
¿Qué factores impulsaron el crecimiento?
El consumo de los hogares (+1,2 %) y la inversión (+1,7 %) fueron los principales motores, compensando la debilidad del sector exterior.
¿Qué papel tuvo el empleo en esta evolución?
El empleo alcanzó un máximo histórico de 22,4 millones de ocupados, lo que reforzó la confianza de los consumidores y el gasto interno.
¿Qué sectores destacaron en la inversión?
Los bienes de equipo, la propiedad intelectual y la construcción, todos con tasas positivas.
¿Cómo sitúa el FMI a España en el contexto internacional?
Prevé un crecimiento del 2,9 % en 2025, el mayor entre las economías avanzadas.
Fuentes
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El Diario. La economía española mantiene el pulso con un crecimiento del 0,6 % en el tercer trimestre (29 de octubre de 2025).









